14 dic 2009

HISTORIA FELICITACIONES DE NAVIDAD

A mediados del siglo XIX surge en el mundo de las representaciones gráficas una modalidad de impreso estrechamente relacionada con diversas actividades sociales. En el ámbito de las relaciones de la vida familiar y social burguesa se generaliza el uso de una serie de elementos impresos para recordar las fechas señaladas: felicitaciones de todo tipo llegan en el día de la onomástica o del aniversario, en las fechas de Navidad o Año Nuevo, el día de los enamorados y tantas otras fiestas.

Se considera generalmente que la primera tarjeta de Navidad se editó en 1843 por iniciativa de un editor inglés, Henry Cole, que encargó unos dibujos que luego imprimió y remitió a sus amistades. Con el paso del tiempo su idea fue calando y se generalizó su empleo en Gran Bretaña y otros países europeos. Sin embargo, con anterioridad a esa fecha, se tiene constancia en España de una primera felicitación navideña impresa en 1831, obra de los repartidores del Diario de Barcelona.

Las felicitaciones de los trabajadores de oficios públicos eran repartidas por éstos con la manifiesta intención de obtener una gratificación. La llegada de la cromolitografía al mundo de las artes gráficas, a partir de mediados del siglo XIX, inunda de color las felicitaciones que cada año mandaban imprimir los servidores públicos. Serenos, panaderos, lecheros, electricistas, aprendices, barberos, repartidores de periódicos y otros trabajadores felicitaban las Pascuas por medio de tarjetas con una estética propia muy característica.

Además de las felicitaciones se empleaban otros soportes para la comunicación por escrito, como el papel de carta, las orlas caligráficas o las tarjetas postales. Por medio de todas estas formas de representación gráfica las parejas se enviaban mensajes de amor; los niños felicitaban a padres, abuelos y otros familiares; en Navidad, las empresas y los establecimientos comerciales felicitaban las fiestas a sus clientes, y los trabajadores utilizaban tarjetas para felicitar la Navidad y pedir el aguinaldo. Gracias a todas estas imágenes que forman parte de la colección de Ephemera de la Biblioteca Nacional se pueden reconstruir algunos aspectos de la vida de los ciudadanos, sus relaciones de amistad, sus actividades profesionales y comerciales, las fiestas que celebraban, los productos que consumían e incluso los periódicos que leían. En fin, todo un mundo de actitudes y pequeños gestos de las gentes que revelan el perfil de la sociedad de su época.

No hay comentarios:

Publicar un comentario